miércoles, 27 de noviembre de 2013

Expulsión



Destruiré mi cuerpo con violencia
voy a expandirlo más allá de su límite
Quiero sentir el músculo tirante, el calambre en los empeines, los dedos fríos
Quiero seguir con el cansancio a cuestas, con el sudor recorriendo mi espalda,
que el aroma a tierra húmeda me invada y el pasto se pegue a mi piel.
Quiero sentir la presión de mis rodillas sobre el abdomen y que mi aliento me empañe las gafas.

El dolor como el hambre me desgarre las entrañas.
Y no el amor.
Que el amor no me lastime, no otra vez.

Quiero bajar la cabeza y sentir la tensión de los trapecios, invertirme con la quemazón en las corvas,  resistir con el abdomen presionado.
Que suenen los huesos, y los latidos se agiten, que el pulso me asfixie la cabeza y la frente me hierva y el aliento corra como el diafragma, desesperado.
Que se me seque la garganta  y los gritos quemen las cuerdas. Equilibrarme sobre la pierna más cansada hasta que los nervios tiemblen.
Que la lluvia finita cale hondo en los huesos y la ropa húmeda pese y enfríe la piel. Los párpados cansados amaguen reposar y los ojos se dilaten y que la luz moleste a las pupilas.

Quiero sentir el dolor como se siente lo vivo. El dolor por sobre un amor que ya duele.
Preferiría concentrarme en la sensación de sangrar que sentir el corazón acongojado.


(Inconcluso)